Pablo Martelli fue subcomisario de policía de la Federal en Buenos Aires.
Viene de una orgullosa familia proletaria. Su padre fue ferroviario. Desde pibe quiso ser cana (policía). Sus amigos le llaman Gotán (tango al revés), un apodo que le pusieron hace 40 años, en secundaria, cuando empezó a tocar la guitarra como Tanguito y componer letras en lunfardo.
Trabajó muchos años en la policía Federal, a la que muchos denominan la Vergüenza Nacional por su colaboración con la dictadura Argentina.
No se considera un detective, piensa que en Argentina falta voluntad de investigar y que los asesinos siguen sueltos, pero alguien, muy arriba, ha decidido que no se les castigue. A él nunca le tembló el pulso para cargarse a trompazos a los abusadores.
Tiene 55 años. Ahora es vendedor de sanitarios. Vive en un piso alquilado con pocos muebles en Buenos Aires, con su gato Félix Jesús. Es padre soltero, su única hija vive en Australia desde hace 10 años con sus dos nietos, a los que no conoce. La madre de su hija le abandonó, como hacen la mayoría de las mujeres.
Rara vez cocina, se alimenta en bodegones y sobrevive tomando antiácidos.
Rara vez cocina, se alimenta en bodegones y sobrevive tomando antiácidos.
Le gusta escuchar a Lucila Davidson mientras conduce. Cuando era cana leía informes forenses, ahora folletos de fábricas de sanitarios. Huye como del diablo de la complejidad del intelecto y rehúye el pensamiento ajeno.
En "Nadie ama a un policía" un amigo llama a Gotán a media noche y le pide que se acerque a Mediomundo, un pueblo a 6 horas en coche de Buenos Aires. Cuando llega está muerto de un tiro a quemarropa. Poco a poco la situación se complica, le roban el coche, una mujer aparece muerta en su cama… La trama discurre en 2001 con un gobierno que cae y una población atrapada en el "corralito".
Comentario personal
"Nadie ama a un policía" está bien escrita, con una cadencia agradable y un lenguaje exquisito y preciso. Transmite ese pesimismo argentino de vivir en un país que se derrumba cada poco tiempo. Tiene grandes personajes secundarios como el forense Burgos, el periodista Pepa o el dúo de policías cervantinos. Pero me ha resultado muy aburrida, no se si por la falta de diálogos o por lo absurdo de la trama que muestra el continuo devenir del protagonista de un lado a otro, reflexionando sobre políticos corruptos y conspiraciones imposibles y agobiado por el recuerdo de una mala mujer.
Para desayunar: mate y facturas (bollería). Para comer: lentejas.
Para desayunar: mate y facturas (bollería). Para comer: lentejas.
Libros de Pablo Martelli, Gotán
- Nadie ama a un policía, 2007
- Fantasmas del desierto, 2014
El autor
Guillermo Orsi nació en Buenos Aires, en 1946. Ha sido delegado gremial en la industria farmacéutica, redactor creativo publicitario free lance, periodista en el diario La Razón de Buenos Aires.
En la actualidad trabaja en IAEF, un instituto de investigaciones económicas. Comenzó su carrera como escritor de cuentos y con su primera novela policíaca, Sueños de perro, ganó el premio de la Semana Negra de Gijón.
Para él la literatura policíaca es un género menos serio que utiliza para contar cosas serias.
Blog del autor: guillermoorsi.blogspot.com.es
En la actualidad trabaja en IAEF, un instituto de investigaciones económicas. Comenzó su carrera como escritor de cuentos y con su primera novela policíaca, Sueños de perro, ganó el premio de la Semana Negra de Gijón.
Para él la literatura policíaca es un género menos serio que utiliza para contar cosas serias.
Blog del autor: guillermoorsi.blogspot.com.es
Otros libros
- El vagón de los locos, 1978
- Cuerpo de mujer, 1983
- Tripulantes de un viejo bolero, 1994
- Sueños de perro, 2004
- Noches de Pelayo, 2005 - cuento
- Buscadores de oro, 2007
- Ciudad santa, 2009
- Segunda vida, 2011
- El árbol del Vaticano, 2014
Pues no, no me entusiasma. Estoy un poco aburrida de los tristes detectives que solo conocen malas mujeres y están convencidos de que las que no conocen también son malas.
ResponderEliminarO tontas, que a veces es peor Gato Q... Yo también estoy muy cansada de detectives victimistas que repiten clichés hasta la saciedad aunque los trasladen a otras geografías.
ResponderEliminarSí, creo que tienes razón: el victimismo "soy como soy porque el mundo lleno de malas y/o tontas mujeres me hizo así, sin que yo tuviera ni culpa, ni intención" (ni desde luego, tampoco pusiera nada de su parte para evitarlo) me indigna mucho más que las mujeres malas. No me gusta la gente pusilánime en persona, mucho menos en libros que ocupan espacio en mi micro-piso de 40 m^2 XD
ResponderEliminarYo al menos el libro lo compré en digital, así que espacio no ocupa mucho :), sólo unos kb... Pero bueno, el libro tiene otros aciertos, principalmente permitirme dar una vuelta por Buenos Aires y alrededores y escuchar un lenguaje con una cadencia entrañable.
ResponderEliminarPobre Pablo: Abandonado por una de tantas, con una hija desnaturalizada, dos nietos desconocidos y sobreviviendo a los bodegones con antiácidos.
ResponderEliminarMenos mal que le queda Félix Jesús y los folletos ilustrativos de sanitarios.
Visto lo visto, Alice, prefiero conocer Buenos Aires con el IMSERSO.
Jajaja Boga, casi que sí.
ResponderEliminarTened cuidado, la máquina de cortar boludos ya llegó a España!
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