Se conocen desde niños, a finales de los años 30, cuando estudiaban en la escuela pública de la calle 112. Ambos están casados, viven en Jamaica, Queens y más adelante en Astoria, Long Island. Ataúd tiene una hija, Sugartit.
Negros como la noche, larguiruchos, desgarbados, desaliñados. Visten raídas gabardinas grises y abollados sombreros de alas dobladas en su primera novela y trajes de alpaca, camisas de algodón negras con el cuello abierto y sombrero de fieltro en las últimas, cuando ya sus cabellos cortos están matizados de gris y la grasa se acumula en su cintura. Son como una misma persona, sólo les diferencia el rostro lleno de cicatrices de Ataúd.
Trabajan en el turno de noche de la comisaría de la calle 126. No son ascendidos en 12 años pese a que gozan de la confianza de sus jefes: el capitán Brice y el teniente Anderson, ambos blancos.
Toscos y brutos. Son de una honradez inquebrantable, no reciben sobornos. No persiguen prostitutas, homosexuales, rateros o drogadictos, sólo a los violentos y a los camellos que inician a la gente en la droga y por tanto en el robo, el asesinato y la prostitución. Pasan de la burocracia, prefieren métodos más expeditivos aunque no siempre sean legales. Actúan con dureza y no dudan en disparar sus anticuados pistolas de plata y níquel del calibre 38, aunque sea al aire para poner orden al grito de "¡rectifiquen!" y "¡queo!"
En "Por amor a Imabelle" Jackson, el hombre enamorado de Imabelle, es víctima de un timo. Su hermano Goldy, disfrazado de Hermana de la Caridad, busca a los timadores mientras vende entradas para el cielo. Ataúd y Sepulturero se cruzan en su camino.
En "La banda de los musulmanes" un hombre blanco es asesinado en Harlem. El principal sospechoso lleva una pistola de fogueo. Los Musulmanes Molones (The Real Cool Moslems), una banda de negros con barbas postizas y túnicas a la que pertenece la hija de Ataúd, son testigos.
En "Cuando el calor aprieta" Pinky, un negro gigante y albino, hace sonar la alarma de incendios de la Iglesia de Riverside para llamar la atención de la policía sobre el supuesto asesinato de su padrastro.
"Un ciego con una pistola" es un retablo de escenas de Harlem. El pastor mormón con 10 mujeres que disfrazadas de monjas piden limosna. El homosexual blanco que busca de noche una boca tostada. El soldado negro, que ha vuelto de París a su mal llamado hogar y busca la fraternidad universal. Un falso doctor que vende la fórmula de la vida eterna. Los predicadores del Poder Negro y de Jesús Negro.
Comentario personal
Himes escribe unos libros increíbles, auténticas novelas negras que nos muestran con crudeza como la droga y la violencia destruyen las calles, a veces de un modo absurdo, con consecuencias imprevisibles como "En un ciego con una pistola", para mi la mejor de las cuatro que he leído. Los prejuicios están muy presentes en sus libros, no siempre hacia los blancos, también hacia su propia raza. La mayoría de sus personajes, negros y blancos, destilan violencia y maldad, sólo unos pocos son inocentes. Y sus protagonistas, que defienden una justicia en la que no siempre creen.
Himes crea algunos secundarios inolvidables como las tres viudas negras de "Por amor a Imabelle", tres hombres negros que viven juntos disfrazados de mujeres: la monja hermana de Jackson, Catalina la Grande que dirige un burdel y Lady Zingara, que adivina el futuro. O Pinky y la Hermana Celestial, en "Cuando el calor aprieta". O el ciego que pretende no serlo. Destacaría también su retrato un camarero homosexual, lleno de matices para su época (1969).
Sin embargo, no creo que sean grandes novelas policíacas, es decir, hay crímenes, pero no siempre se resuelven coherentemente, o al menos yo no me he enterado.
Un tema interesante es el de las distintas ediciones. Es todo un reto traducir al castellano la lengua de Harlem. Unos utilizan los apodos originales de los detectives, otros los traducen. La de Bruguera (Por amor a Imabelle, 1980) ha envejecido un poco mal al haber volcado al argot de la época el lenguaje de Harlem (y el argot, al evolucionar más rápidamente que la lengua común, siempre envejece mal). La de Akal (La banda de los musulmanes, 2010) está más conseguida o quizás me lo parece por ser más actual. Las de Grijalbo y RBA (Cuando el calor aprieta, 1995 y Un ciego con una pistola, 2008), son bastante asépticas, quizás demasiado.
Para comer: Hamburguesa con ketchup, carne asada con coles y ensalada de patatas, quingombó de Nueva Orleans (cerdo fresco, mollejas de pollo, criadillas de cerdo y camarones gigantes con 26 variedades de especias y hierbas). De postre sandía helada.
Libros de Ataúd Ed Johnson y Sepulturero Jones
- Por amor a Imabelle (For Love of Imabelle / A Rage in Harlem, 1957)
- La banda de los musulmanes / El jeque de Harlem (The Real Cool Killers, 1959)
- Un loco asesinato / El extraño asesinato (The Crazy Kill, 1959)
- El gran sueño de oro (The Big Gold Dream, 1960)
- Todos muertos (All Shot Up, 1960)
- Algodón en Harlem (Cotton Comes to Harlem, 1965)
- Empieza el calor / Cuando el calor arrecia / Cuando el calor aprieta (The Heat's On / Come Back, Charleston Blue, 1966)
- Un ciego con una pistola (Blind Man with a Pistol / Hot Day Hot Night, 1969)
- Plan B (Plan B, 1993)
Películas
- Algodón en Harlem (Cotton Comes to Harlem, 1970). Estados Unidos. Director: Ossie Davis. Intérpretes: Godfrey Cambridge (Jones), Raymond St. Jacques (Johnson)
- Come Back, Charleston Blue 1972. Estados Unidos. Director: Mark Warren. Intérpretes: Godfrey Cambridge (Jones), Raymond St. Jacques (Johnson). Basada en Empieza el calor.
- Redada en Harlem (A Rage in Harlem, 1991). Reino Unido - Estados Unidos. Director: Bill Duke. Intérpretes: George Wallace (Jones), Stack Pierce (Johnson). Basada en Por amor a Imabelle.
El autor
Chester Bomar Himes nació en 1909 en Jefferson City, Missouri. Pasó una infancia desgraciada marcada por las continuas discusiones de sus padres, él un profesor de piel oscura, ella de piel más clara. Tuvo dos hermanos, uno de ellos quedó ciego debido a un accidente y la familia se trasladó a menudo de ciudad en busca de tratamiento y de trabajo. Finalmente se instalan en Cleveland, en un vecindario judío, donde Himes estudió en una escuela integrada.
Gracias a una beca para discapacitados (sufrió un accidente en un ascensor cuando trabajaba como mozo en el Wade Park Manor Hotel) en 1926 ingresa en la Universidad de Columbus en Ohio para estudiar medicina. Pero pronto abandona, vuelve a Cleveland y se casa con Jean Lucinda Johnson. En 1928, con 19 años, es condenado a 20 años de cárcel en una penitenciaría de Ohio por robo a mano armada. En 1930, tras sobrevivir a un incencio que acabó con la vida de 330 presos, es trasladado a otra prisión. Allí lee Black Mask y escribe sus primeros relatos "Crazy in the Stir" y "To What Red Hell".
En 1935 sale en libertad. De nuevo en Cleveland escribe relatos para la revista Esquire, trabaja en el Federal Writers' Project y en el Daily News. En 1937 se casa con Jane Johnson. Trabaja como mayordomo y cocinero para el escritor Louis Bromfield y con él se traslada a Los Ángeles donde escribe guiones y colabora con la oficina de guerra. Entre 1944 y 1945 él y su mujer viven en Harlem. Allí publica su primera novela "Si grita, suéltale" en 1945.
En 1953 abandona Estados Unidos y se instala en París siguiendo la estela de otros escritores negros exhiliados. Allí malvive hasta que en 1956 siguiendo la propuesta de su traductor, Marcel Duhamel, comienza a escribir novelas de detectives para ganar dinero rápido. Entre 1957 y 1969 publica las 8 novelas de Ataúd Ed Johnson y Sepulturero Jones.
Lesley y Chester Himes con Griot |
En 1969, recien cobrados sus derechos de autor por su última novela, se trasladan a Moraira, Alicante donde se construyen una casa a la que dan el nombre de su gato Griot. Allí Himes pasa sus últimos años enfermo y confinado a una silla de ruedas. Muere en 1984
- Si grita, suéltale (If He Hollers Let Him Go, 1945)
- Una cruzada en solitario (Lonely Crusade, 1947)
- Por el pasado llorarás (Cast the First Stone / Yesterday Will Make You Cry, 1952)
- La tercera generación (The Third Generation, 1954)
- El fin de un primitivo / El primitivo (The End of a Primitive, 1955)
- Puntas rosadas / Mamie Mason (Pinktoes / Mamie Mason, 1961)
- ¡Corre, hombre, corre! / Corre, hombre (Run Man, Run, 1966)
- Negro sobre negro (Black On Black, 1973) - relatos
- Un caso de violación / Violación (A Case of Rape, 1980)
Autobiografía
- La cualidad del sufrimiento (The Quality of Hurt, 1972)
Interesante y con muy buena pinta.
ResponderEliminarDe lo mejor que he leído en mi vida en novela negra. Vibrantes, tremendas, coloristas y con una visión de la sociedad muy dura, y a la vez muy reivindicativa. Y con una colección de secundarios llena de maleantes y buscavidas como casi ningún otro autor ha ofrecido.
ResponderEliminarLeí algún libro de este autor hace muchos años. Recuerdo que su estilo me pareció bueno, muy gráfico y directo, pero no me entusiasmo por el exceso de violencia y los ambientes sórdidos. No creo que vuelva sobre él, pero me lo he pasado muy bien leyendo tu estupenda entrada, Alice.
ResponderEliminarPor cierto, es curioso que dos de los primeros afroamericanos (Himes y Yerby) que se convirtieron en escritores de éxito se refugiaran en España huyendo del racismo que imperaba en Estados Unidos durante los años cincuenta y sesenta del siglo pasado.
Himes es uno de mis preferidos. Tengo varios, tanto de Ataúd y Sepulturero como de otros protagonistas. Me gusta el ambiente, las tramas en las que todo lo que puede salir mal saldrá mal y que llevan a unos finales que te dejan sin aliento, sus dosis de sex, drugs and violence,... Casi costumbrismo sucio de Harlem.
ResponderEliminarAtaúd y Sepulturero son los polis más duros que he leido. El primero tiene la cara quemada por un ácido que le arrojan en " por amor a Imabelle", lo que unido a su porte y a su caracter les hace aún más temibles, una especie de Robocops negros y sin sentimientos. A veces he pensado que Harry Callahan no les aguantaría el tirón.
Las traducciones son muy complicadas, el black english de los guetos debe ser todo un reto.
Una estupenda disección de estos dos "angelitos"
Gracias Alice.
Creo que Chester Himes es "uno de los grandes", con una categoría literaria muy alta.
ResponderEliminarYo diría que es el autor de la "negritud"; en sus novelas, criminales o no, esa sensación que transmite no resulta fácil despegarla de la propia piel.
Gracias, Alice, echaba en falta a "Ataud" y "Sepulturero".
Comparto la opinión generalizada de que estamos ante un clásico con mayúsculas y también voto por Un ciego con una pistola, como su mejor novela, y también para Empieza el calor.
ResponderEliminarPeke como ves el interés va por barrios o por sexos :)
ResponderEliminarJosé María, pues yo no le veo la revindicación por ningún sitio, más bien cierto fatalismo. Ya comenté en alguna ocasión que creo que para la época hubiera sido mejor hacer unos personajes más positivos, como el de Walter Mosley. Del modo que escribe parece dar la razón a los miedos y prejuicios de los blancos... Los secundarios, tremendos, estoy completamente de acuerdo.
Natalia D, dicen las malas lenguas que se refugió en España porque no tenía suficiente dinero para vivir en la Riviera Francesa (http://www.spikemagazine.com/0899lesleyhimes.php)
Y ¿Yerby es negro? ¡Madre mía! :). Sólo conozco a este autor de verle en el canto de los libros cuando visito librerías de viejo.
Leí hace tiempo Cuando el calor aprieta y no me gustó nada y ahora al volverlos a leer le he encontrado el puntillo.
Canteropoulosa mi me da bastante angustia que todo salga mal, soy un poco ñoña y prefiero los finales felices... Y no se si son los más duros pero lo son un rato...
Pues ya están aquí José Diego, lo que no se es por qué les llaman Ataúd y Sepulturero ¿lo cuentan en algún libro?
Interrobang, realmente Un negro con una pistola es un novelón, no tanto por la trama, que yo creo que ni se resuelve sino por el magnífico dibujo y el mensaje de fondo.
Son curiosos los recuerdos que este apartamento de lujo para Ataud y Sepulturero, me traen a la memoria:
ResponderEliminarLa visión de la cantonera de "Un ciego con una Pistola" que tenía mi padre junto a otros libritos (por su encuadernación humilde) en un mueble-cama del cuarto de estar.
Si llegué a leerla fué desde luego "a escondidas". No lo recuerdo, aunque las historias sin remedio, la sordidez sin solución aparente, lo que si puede salir peor no saldrá solamente mal, siempre me angustiaron lo mío.
Pero me he sentido con ganas de buscar a ese Ciego..., no solo para conocer como me llega a estas alturas de lo que llevo vivido, sino para rendir un mínimo homenaje a la memoria de mi padre, con lo que va a ser una sentimental lectura a dos.
Gracias, Alice y hasta después a todos.
"Sin embargo, no creo que sean grandes novelas policíacas, es decir, hay crímenes, pero no siempre se resuelven coherentemente, o al menos yo no me he enterado".
ResponderEliminarSeguro que se debe haber hablado de esto aqui otras veces, pero eso pasa con mucha novela negra sobre todo la más clásica, les interesa más el ambiente, o ambientazo que crean que cerrar bien la trama. Es famoso que en El sueño eterno (en la peli, pero creo que venía de la novela) había por ahí un cadaver que no interesaba a nadie, y el propio Howard Hawks vino a decir que a él le daba lo mismo
Saludos coherentes
Te diré que he leído todos sus libros publicados en castellano, a excepción de "Mamie Mason" y "Autobiografía 1 y 2".
ResponderEliminarEn ninguno aparece la procedencia del nombre de "los chicos", de modo que cualquier suposición sería equivocada.
No estoy segura de que te parecerá Boga, en cualquier caso es muy recomendable acercarse a ella para conocerla.
ResponderEliminarTacitus, conocía la anécdota, pero siempre me deja mal sabor de boca que me roben el final... pero es verdad que en la negra es más importante la denuncia de la sociedad que ha ocasionado el crimen que la resolución del mismo...
Saludos maniáticos
Pues muchas gracias por la confirmación José Diego... pensé que me podía haber perdido algo.
No estoy de acuerdo con que Sepulturero y Ataúd sean unos personajes sin sentimientos. Lo que ocurre es que reaccionan virulentamente contra el abuso y el daño, y no son de la generación de flojos y lloricas que nos están ofreciendo últimamente, que más que protagonistas de novela negra parecen accionistas de la Kleenex. Y sí son muy duros, por eso en harlem les llaman los Hombres…Y sí que creo que resultan reivindicativos, pues se revuelven contra cualquier tipo de opresión contra los negros, venga de los blancos, o bien de negros granujas como en Algodón en Harlem, donde estos dos duros tipos se parten el pecho en buscar el dinero timado a muchos negros por una presunta organización de vuelta a África.
ResponderEliminarJajaja José María, accionistas de Kleenex. Desde luego de lloricas tienen poco, pero tampoco dejan asomar sus sentimientos ni un poquitín, son hombres duros, de los de antes :), su única reacción visible es la violencia. No por ello dejan de ser dos hombres justos.
ResponderEliminarCreo que Himes no reclama lo que es suyo por derecho, al menos directamente. Los personajes que exigen derechos en sus novelas: el Poder Negro, los predicadores... muchas veces son parodias o fantoches. Por eso te decía que el autor, no los personajes, no me parecía revindicativo sino fatalista.
Hace una cuantas entradas que no decía nada :) pero si que te leía he?
ResponderEliminarLa cosa es que justo emopiezo Por amor a imabelle y esta entrada me ha venido al pelo, a ver que tal la novela :)
Entrada genial como siempre...!!
Yo también vine a informarme antes de empezar "Por amor a Imabelle". Espero poder con tanta sordidez, a veces me cuestan este tipo de novelas, digamos negras sin esperanza
ResponderEliminarHola, Alice, parece que ya sabemos lo de los apodos.
ResponderEliminarAmbos personajes son "remedo de una pareja similar que encontrara en Los Ángeles" y sus alias pudieran deberse al dicho "la pistola de Coffin Ed podría matar una piedra y la de Grave Digger, enterrarla".
Lo entrecomillado es de: "Dicionario de la Novela Negra Norteamericana" de Javier Coma (Anagrama-1986)
Aramys, no me había dado cuenta de que faltaban tus comentarios, como te sigo en el twitter te leo a menudo. Ya nos contarás donde sea que te parece la novela.
ResponderEliminarCova, Por amor a Imabelle no es muy sórdida, al menos para mi, ya verás los personajes, son alucinantes.
Gracias por la info José Diego, es verdad que lo de las pistolas que matan piedras o rocas y las entierran lo he visto mencionado un par de veces en los libros.
Me está gustando mucho, los personajes y el ritmo, en alguna escena llegué a perderme con tanta interacción. La traducción, a día de hoy es terrible, argot pasado de moda aparte, no puedo con cosas como los abrigos de PIEL de camello. Pero es un auténtico hallazgo.
ResponderEliminarHacía rato que no publicaba un comentario (pero igual, siempre leo tus entradas). Chester Himes es una asignatura pendiente desde hace rato. Tengo "Algodón en Harlem" desde hace un tiempo. Creo que en cuanto termine el aburrimiento de "Expediente. corrupción" de Sarah Lacey lo checaré.
ResponderEliminarUn saludo y sigue dándonos buenas recomendaciones.
Hum, se me hace interesante con sus pros y contras; hace poco me digné a pisar la biblioteca municipal (siento gran apego por los libros cuando estos me gustan , y no concibo conseguirlos y luego regresarlos facilmente , jejeje) y ví que habían algunas novelas detectivescas... con un poco de suerte quizás me tope con estos u otros personajes tan pintorescos... por ahora sigo con Edgar Wallace... si logro dar con estos chicos semi-duros vuelvo a esta entrada :)
ResponderEliminar¡Muchos saludos!
¿Qué versión estás leyendo Cova? ¿La de Bruguera? Si es así hasta el propio traductor comentaba que habían tardado un año y pico en publicarla desde que la tradujo y en algunos aspectos ya estaba obsoleta...
ResponderEliminarTengo que releer a Sarah Lacey, Detective, tus comentarios y los de Natalia D me hacen preguntarme por qué tengo 4 libros suyos en mi estantería... Por cierto me ha gustado mucho tu recomendación de Sarah Dunant, publicaré la entrada en breve.
Espero que tengas suerte R-Chan
Alice, que bueno que te haya gustado. Compré "Expediente: corrupción" en la serie Jet de Plaza & Janés, que me ha dado buenas alegrías (Sarah Dunant entre ellas), pero me ha resultado una gran decepción. La historia es aburrida y el personaje me ha parecido repelente en extremo. O sea, las novelas de Dunant son pequeñas, es decir no enfrentan grandes conflictos policiacos, pero en cambio el personaje es muy atrativo. En cambio con Sarah Lacey uff, desespera cada dos líneas. Pero bueno, es mi opinión, a lo mejor tú lo encuentras fascinante.
ResponderEliminarEn fin, sigue así y estaré esperando tu entrada sobre Sarah Dunant.
Me ha gustado mucho esta reseña.
ResponderEliminarY además creo que por fin, he encontrado alguien que supera a "Leo Bidet".
¿Habíamos tenido alguno en la cárcel? No recuerdo.
Muy interesantes tus observaciones sobre las diferentes traducciones. Es un tema que me resulta muy llamativo, cómo traducir el argot, que efectivamente suena falso y antiguo a la mínima.
Y como bien has dicho, tampoco la solución sería la neutralidad más absoluta, porque resulta falsa.
No he podido centrarme en Un ciego con una pistola, desde el punto de vista de novela negra.
ResponderEliminarDecido ayudarme de algunos fragmentos de la presentación que Juan Carlos Martini hace de este autor, para la edición que Bruguera sacó en 1978:
"La literatura policiaca tiene por escenario convencional el mundo de los blancos, y actua, por tanto, como registro de la cultura blanca, es decir de la forma de vida, de las costumbres y del lenguaje blancos. "....Las voces que suenan en esta novela, las costumbres que se describen, las miserias de las que da testimonio... los discursos que se superponen en Harlem.... son de otro orden, expresados ... en discursos extraños al blanco. Se trata... de otra cultura que no puede comprenderse, ni siquiera en las formas mas obvias -criminales- de su resistencia, de su sublevación, tamizándolas a traves de las pautas blancas...Se trata de otra literatura policiaca que registra las pautas de la marginación negra ..."
Sí, es la edición de Bruguera, un libro viejo que está totalmente amarillo, me recuerda a cuando era pequeña y se cambiaban en los kioscos. Leí la nota del traductor, y sé que es difícil, pero algunas cosas ya no se entienden. Tampoco creo que sea fácil leer en inglés los diálogos originales
ResponderEliminarEsa colección de P&J estaba muy bien, Detective. Si no me equivoco fue también la que publicó los dos primeros libros de Evanovich.
ResponderEliminarJajaja, Bidet, pues hay otro que estuvo en la cárcel Loque: tu querido Ken Bruen pasó 4 meses en una prisión brasileña.
No estoy de acuerdo con el comentario de Martini, Boga. No creo que la novela negra sea el vehículo de comunicación de una sóla raza, ni creo que las diferencias de época, lugar, color de piel, posición social... sean tan distintas para que no las podamos entender. La novela negra es denuncia de una sociedad injusta y eso aparece perfectamente en los libros de Himes. Si pensara que los libros no nos pueden acercar a distintas formas de ver, de sentir... dejaría de leer.
Yo también iba a los kioscos, pero sobre todo a cambiar tebeos Cova, qué tiempos.
Martini habla de este autor y en ese momento y yo no veo que diga que la novela negra es exclusiva de blancos, sino que hasta ese momento son los blancos los que marcan las pautas y éstas no sirven ( a mi) para hacer una comparativa ni tan siquiera con otro autor negro diferente.
ResponderEliminarHablamos de Chester Himes, a quien siento escribir con sangre y desde las tripas, más que una novela denuncia un Harlem que revienta de opresión, de dolor. El mismo que él transmite, denuncia, escupe con su pluma para sacar a flote un guetto que está axfisiado de detritus.
A mi me sirve en la medida que se que me habla de algo real (50 años históricamente no dan para mucho), pero como lectora de negro se que no volveré a una sordidez que me abruma y me deja en estado de sitio.
Nada mas.
No voy a insistir Boga, aunque las palabras del autor no me parecen muy afortunadas... No creo que el discurso de Himes sea extraño al "blanco", de hecho creo que escribía para blancos, para los blancos franceses que le otorgaron la fama que no consiguió en su país...
ResponderEliminarEntiendo, como no, tu desasosiego...
hola, soy nuevo por aqui.He escrito en la Walter Mosley,leanlo por favor.Me acabo de terminar la banda de los musulmanes, depues de leerme por amor a Inabelle, y hace una critica a la sociedad negra y blanca muy buena,y pasaba y pasa eso en menor medida hace 60 años,he crecido en la generacion del 88,y veo normal ver otras razas por la calle,y las peliculas americanas(todos nos hemos criados cn ellas y series)siempre habia orientales,afroamericanos,indios ect,pero no hemos vivido en USA en los 60,y no sabemos hasta que punto ha faltado humanidad por parte de todos incluidos los negros.Asi q bueno, grande Himes.
ResponderEliminarBienvenido predicadorsinfe
ResponderEliminarYo había leído "Por amor a Imabelle" hace algún tiempo y sabía que "Empieza el calor" no me defraudaría. RBA a reeditado esta última, pero bajo el título que indico, no bajo el de "Cuando el calor aprieta". Por cierto, hace unos años, de turismo por Moraira, me topé sin querer con una estatua de Chester Himes en el paseo marítimo. Me hice una foto. Hoy esa foto cuelga orgullosa en la pared de mi estudio. Un lujo.
ResponderEliminarSí Pablo, Empieza el calor (RBA-Bruguera), Cuando el calor arrecia (G.P.) y Cuando el calor aprieta (Grijalbo) son todas versiones de la misma novela: The Heat's On que también fue conocida por Come Back, Charleston Blue, por eso están todas en la misma línea y Empieza el calor, que es la única que está a la venta actualmente, enlazada a RBA.
ResponderEliminarYo hablo de Cuando el calor aprieta porque es la versión que leí. La alusión que hago a la tradución de RBA es sobre Un ciego con una pistola.
Si voy por Moraira yo también me haré una foto :)
Claro, yo compré "Por amor a Imabelle" y "Un ciego con una pistola" en librerías de viejo. RBA ha reeditado "Empieza el calor", pero también "Algodón en Harlem", también con sus dos detectives como protagonistas. Aun no lo he leído.
ResponderEliminarPor cierto, excelente blog, antes no lo había dicho.
Akal también esta reeditando, Por amor a Imabelle, La banda de los musulmanes, El extraño asesinato, El gran sueño de oro y otras del autor que no son de la serie. Son traducciones muy buenas y están muy bien de precio. Y gracias.
ResponderEliminarCreo que no hay que confundir la novela policiaca con la "novela negra" y Chester Himes es auténtica novela negra.
ResponderEliminarEn la novela negra el componente policial es secundario, no hay una distinción clara entre los buenos y los malos tradicionales y suelen ser individuos en plena decadencia en busca de alguna cosa donde agarrarse. Y lo mas "importante" violencia, mucha violencia...:-)
Novela negra es Hammet, Chandler, Thompson, Macdonald, Cain, Connelly, etc., y por supuesto el amigo Himes que la elevó un peldaño.
Gran trabajo con tu blog. Suelo mirar tus opiniones.
Felicidades.
No las confundo Carlos, simplemente señalo un hecho :) Y es que es una gran serie negra pero como policial... A mi particularmente me gusta cuando ambos subgéneros van de la mano, es decir, hay una injusticia que se denuncia pero hay una justicia que puede con ella...
ResponderEliminarHasta ahora me conseguí una de este autor es " todos muertos" no la termino de leer pero me empieza a gustar. Aquí no hay malvados con planes sofisticados ni una lista de sospechosos desde el principio, sino el frío clima de harlem con todo su humor y su violencia.
ResponderEliminarGracias Gabriel por todos tus comentarios, efectivamente es muy distinta esta serie, pura novela negra americana de los años 60, del resto de autores que comentas más encuadrados en la tradición policíaca.
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