En las primeras novelas Bernie tiene 35 años y es simplemente un ladrón de guante blanco al que le produce una emoción especial colarse en casas ajenas. Le encanta robar y lo hace con limpieza, sin violencia, jamás usa armas, sólo su equipo de ganzúas y sus guantes de goma con las palmas recortadas. Es especialista en abrir cerraduras, no se le resisten. Ha estado en la cárcel en un par de ocasiones. No necesita mucho para vivir, le basta con 5 ó 6 golpes al año. Más tarde será propietario de Barnegat Books, una tienda de libros antiguos situada la Calle 11 Este, entre University Place y Broadway. Un negocio que no le da para vivir y es bastante rutinario comparado con su actividad como ladrón.
Vive en la calle 71 con West End. Le gusta correr 5 ó 6 km varias veces a la semana, muchas veces por Central Park. Normalmente viste traje y corbata, pero cuando trabaja se calza sus zapatillas Puma.
Su mejor amiga y cómplice ocasional es Carolyn Kaiser, propietaria de la Casa del caniche donde trabaja como peluquera. Mide 1,50 y tiene tipo de boca de incendios, pelo castaño oscuro cortado a lo paje, ojos de color azul cerámica, es lesbiana, bebedora y enamoradiza. Utiliza expresiones tipo "los padres que me engendraron" en vez de "la madre que me parió". Tiene un gato que se llama Archie Goodwin, como el ayudante de Nero Wolfe.
Suelen comer juntos y a la salida del trabajo toman copas en el Bum Rap, un bar con jukebox cerca de sus trabajos. Bernie suele beber Canadian Club, pero cuando está a punto de cometer un golpe sólo bebe agua Perrier.
Tiene un "amigo" policía, Ray Kirschmann, es corrupto pero no por ello es un mal poli.
En "Los ladrones no pueden elegir" un hombre encarga a Bernie robar una caja azul escondida en un escritorio. Mientras está en el piso le sorprende la policía y cuando uno de ellos va al baño descubre un cadáver aún caliente. Convertido en el principal sospechoso debe desaparecer del mapa mientras intenta averiguar qué ha pasado.
En "El ladrón en el armario" un dentista le pide a Bernie que robe las joyas de su ex-mujer. Mientras está en plena faena ésta regresa con un amigo, el ladrón se esconde en el armario y ella es asesinada.
En "El ladrón que leía a Spinoza" Carolyn y Bernie dan un golpe en una mansión, allí descubren que otros ladrones se les han adelantado. Al día siguiente se encuentra un cadáver en la casa ¿hubo un tercer grupo de asaltantes? Bernie deberá investigar para probar su "inocencia".
En "El ladrón que pintaba como Mondrian" Bernie consigue robar en un edificio casi inexpugnable. Alguien secuestra al gato de Carolyn y les pide como rescate un Mondrian. De nuevo aparece un cadáver en la finca en que robó Bernie y este tendrá que volver a investigar.
En "El ladrón que no quería robar" han pasado dos años desde el libro anterior, Bernie ha dejado de correr y casi ha abandonado sus actividades delictivas. Pero cuando le suben el alquiler del local, su librería está en peligro. Decide robar en un piso donde encuentra un cadáver. Mientras tanto alguien ha robado una colección de cromos de beisbol y Bernie se convierte en el principal sospechoso, con una coartada que no puede utilizar. Ha cambiado sus guantes sin palmas por unos de médico.
Comentario personal
Los libros de Bernie Rhodenbarr son enormemente divertidos y están muy bien escritos. Acompañamos a Bernie en sus incursiones, que narra en primera persona. Las tramas son similares: resuelve casos de un modo casual al tratar de librarse de los crímenes de los que le acusan. Los diálogos son ágiles y brillantes, algunos hilarantes. Sus personajes están muy bien construidos.
Homenajea a otros autores de novela policíaca como al Spencer de Robert B. Parker que al entender de Bernie compensa su falta de nombre con una terrible fuerza física, haciendo jogging o levantando pesas, le parece un buen candidato a un ataque al corazón o a una hernia. También dedica "El ladrón que no quería robar" a Sue Grafton, los títulos de sus libros sirven de juego durante toda la novela. Menciona a otros autores como Nancy Pickard, Linda Barnes y Lilian Jackson Braun y su gato Koko.
Para desayunar: Tostadas con confitura de ruibarbo, muffin inglés con mermelada de grosella, bacon o huevos revueltos con salami, zumo de naranja y café. Para comer: chile con comino y cayena, spaguetti con ensalada verde, quiche, sándwich de ternera y pimientos asados o de jamón polaco con queso Monterrey y pan de centeno. Sopa Campbell de pollo con estrellitas. En el chino, macarrones de sésamo con cerdo moo shu. En el turco Sopa de lentejas, hoja de parra rellena y baklava de postre.
- Los ladrones no pueden escoger / Los ladrones no pueden elegir (Burglars Can't Be Choosers, 1977)
- El ladrón en el armario (The Burglar in the Closet, 1978)
- El ladrón que citaba a Kipling (The Burglar Who Liked to Quote Kipling, 1979)
- El ladrón que leía a Spinoza (The Burglar Who Studied Spinoza, 1980)
- El ladrón que pintaba como Mondrian (The Burglar Who Painted like Mondrian, 1983)
- El ladrón que no quería robar (The Burglar Who Traded Ted Williams, 1994)
- The Burglar Who Thought He Was Bogart, 1995
- The Burglar in the Library, 1997
- The Burglar in the Rye, 1999
- The Burglar on the Prowl, 2004
- The Burglar Who Counted the Spoons, 2013
- A Bad Night for Burglars, 1975
- Like a Thief in the Night, 1983
- The Burglar Who Dropped in on Elvis, 1990
- The Burglar Who Smelled Smoke, 2011 - escrito con Lynne Wood Block
Película
- La ratera (Burglar, 1987). Estados Unidos. Director: Hugh Wilson. Intérpete: Whoopi Goldberg (Bernice Rhodenbarr)
El autor
Vive en Nueva York desde hace décadas y viaja a menudo por todo el mundo. Está casado y tiene tres hijas de un matrimonio anterior.
Otros libros
Serie Matt Scudder - ver entrada
Serie Keller - ver entrada
Serie Evan Tanner
- The Thief Who Couldn't Sleep, 1966
- The Cancelled Czech, 1966
- Tanner's Twelve Swingers, 1967
- Two for Tanner, 1968 – Reeditado como The Scoreless Thai, 2001
- Tanner's Tiger, 1968
- Here Comes a Hero / Tanner's Virgin, 1968
- Me Tanner, You Jane, 1970
- Tanner on Ice, 1998
- Chip Harrison no la mete (No Score, 1970)
- Chip Harrison la vuelve a meter (Chip Harrison Scores Again, 1971)
- Make Out with Murder / Five Little Rich Girls, 1974
- The Topless Tulip Caper, 1975
Serie Martin Ehrengraf - relatos
- The Ehrengraf Defense, 1976
- The Ehrengraf Presumption, 1976
- The Ehrengraf Experience, 1976
- The Ehrengraf Appointment, 1976
- The Ehrengraf Riposte, 1976
- The Ehrengraf Obligation, 1976
- The Ehrengraf Alternative, 1976
- The Ehrengraf Nostrum, 1976
- The Ehrengraf Affirmation, 1976
- The Ehrengraf Reverse, 1976
- The Ehrengraf Settlement, 1976
Kit Tolliver Stories
- If You Can't Stand the Heat, 2013
- Rude Awakening, 2013
- You Can Call Me Lucky, 2013
- Clean Slate, 2013
- Waitress Wanted, 2013
- Jilling, 2013
- Conjugal Rites, 2013
- One Kind Favor I Ask of You, 2013
- Don't Get in the Car, 2013
- Fun with Brady and Angelica, 2013
- Zeroing In, 2013
- Unfinished Business, 2013
Otras novelas
- The Specialists, 1960
- Kept, 1960 - como Sheldon Lord
- Babe in the Woods, 1960 - escrita con William Ard
- The Case of the Pornographic Photos / Markham / You Could Call it Murder, 1961
- Death Pulls a Doublecross / Coward's Kiss, 1961
- Mona / Sweet Slow Death / Grifter's Game, 1961
- Warm and Willing, 1964 - como Jill Emerson
- Enough of Sorrow, 1965 - como Jill Emerson
- The Girl with the Long Green Heart, 1965
- Deadly Honeymoon, 1967
- After the First Death, 1969
- El hombre peligroso (Such Men Are Dangerous, 1969) - como Paul Kavanagh
- Threesome, 1970 - como Jill Emerson
- The Triumph of Evil, 1971 - como Paul Kavanagh
- Ronald Rabbit Is a Dirty Old Man, 1971
- Sensuous, 1972 - como Jill Emerson
- The Trouble with Eden, 1973 - como Jill Emerson
- Not Comin' Home to You, 1974 - como Paul Kavanagh
- A Week As Andrea Benstock, 1975 - como Jill Emerson
- Ariel, 1979
- Code of Arms, 1982 - escrita con Harold King
- Hacia la noche (Into the Night, 1987) - escrita con Cornell Woolrich
- Random Walk, 1988
- The Perfect Murder: Five Great Mystery Writers Create the Perfect Crime, 1991 - escrita con Sarah Caudwell, Tony Hillerman y Jack Hitt
- Ehrengraf for the Defense, 1994 - Recopilación de los relatos protagonizados por Martin Ehrengraf
- The Lost Cases of Ed London, 2001
- Small Town: A Novel of New York, 2002
- Cinderella Sims, 2002
- Lucky at Cards, 2007
- A Diet of Treacle, 2008
- Matando a Castro (Killing Castro, 2009)
- April North, 2010
- Community of Women, 2010 - como Sheldon Lord
- A Girl Called Honey, 2010 - con Donald E Westlake
- Grifter's Game, 2010
- A Madwoman's Diary, 2010 - como Jill Emerson
- Sin Hellcat, 2010 - con Donald E Westlake
- So Willing, 2010 - con Donald E Westlake
- Thirty, 2010 - como Jill Emerson
- Candy, 2011 - como Sheldon Lord
- Carla, 2011 - como Sheldon Lord
- A Strange Kind of Love, 2011- como Sheldon Lord
- Getting Off, 2011 - como Jill Emerson
- 69 Barrow Street, 2012 - como Sheldon Lord
- Strange Embrace, 2012 - como Ben Christopher
- Borderline, 2014
- The Girl With the Deep Blue Eyes, 2015
Me ha convencido por completo este Bernie Rhodenbarr y su compañera Carolyn. Creo que en un futuro nos encontraremos. Pero no haciendo footing.
ResponderEliminarMe ha encantado lo de "los padres que me engendraron" como exclamación "fuerte".
pd. Si un día vais en un tren o autobús y os ponen "La ratera", no pidáis los cascos, es un consejo de amiga.
A mí también me ha convencido y creo que nos encontraremos más pronto que tarde -en la biblio del Fontán tienen varios títulos, aunque no el primero.
ResponderEliminarGracias por el aviso Loque. La verdad es que lo de los cascos (o su ausencia) ha supuesto una ayuda para evadirte de las pelitorturas.
Buenos días! la serie de Bernie es realmente muy buena, tanto el caso como el entorno, muy recomendable, gracias Alice por traerlo!
ResponderEliminarSoy una devota admiradora de los otros “hijos” de Block: Matt Scudder, su detective atormentado y Keller , su asesino desapasionado.
ResponderEliminarPero, decididamente, mi preferido es Bernie, su culto, inteligente, pacífico y ligón ladrón. Los títulos que he leído de la serie de Bernie me han resultado muy amenos y divertidos. He disfrutado especialmente de los brillantes y mordaces diálogos; ya sólo por ellos merece la pena leer está serie en la que no cabe lo depresivo, ni lo sórdido, ni lo siniestro (sí, hay crimines, pero son un juego de ingenio no de crueldad ni de sordidez)
Y de fondo el ambiente bohemio y culto del Greenwich Village, o el más exclusivo de los lujosísimos apartamentos asomados al Central Park (en los que Bernie desarrolla con extremo arte la más lucrativa de sus dos profesiones). Ese mismo parque maravilloso en el que Bernie hace footing (sólo o en compañía de su peculiar abogado) o, si llega el caso, puede llegar a mantener un apasionado escarceo sobre una mantita ad hoc.
Una muy buena sugerencia.
ResponderEliminarSaludos!
Este no lo dejo pasar porque me encantan los personajes que son ladrones profesionales, y si son "de guante blanco", mejor. Todavía recuerdo la primera vez que ví "La pantera rosa" de Edwards, me quedé encantada con el robo del diamante del principio de la peli.
ResponderEliminarY que sea divertido siempre viene bien después de las vacaciones ¿Cuál te parece el mejor para empezar? ¿Y el que más te ha gustado? Gracias!! Besos!!
Loque, Carolyn es total, a mi me ha encantado lo del tipo de boca de incendios y las pullitas que la tiran algunas "novias" de Bernie.
ResponderEliminarVi La ratera hace mil años y no recuerdo casi nada, ni siquiera la hubiera relacionado con el personaje si no lo hubiera mencionado Noemí Pastor en la entrada de Scudder.
Pues ya nos contarás Lammermoor.
Uruguay360, gracias por unirte en la recomendación.
Los diálogos y los monólogos, Natalia D. La historia de los gatos que cuenta Carolyn en El ladrón que no quería robar es de lo mejorcito que recuerdo. Y sí, totalmente de agradecer lo que señalas, ni sangre, ni violencia gratuita, ni locos... un placer.
Eso espero Interrobang.
Yo he leído los 3 últimos traduccidos Mónica-Serendipia y me han gustado los 3... Aunque no es imprescindible es mejor leerlos en orden porque se hacen alusiones a libros anteriores.
Hola Alice,
ResponderEliminarme alegra que le hayas dedicado una entrada a Bernie y aún más que te haya gustado.
Creo coincidir contigo en que el punto fuerte está en los diálogos y en los monólogos, al estar narrados en primera persona.
Pienso que con los actores adecuados, un buen director, y guiones del propio Block, se podría hacer una serie televisiva de lujo, casi más que una "única" buena película. Bernie y Carolyn son dos personajes logradísimos, que pueden dar mucho juego.
Voy a ser infiel y probaré el Canadian club en honor a Bernie y Lennox. Espero que Knockando sea comprensivo.
Un saludo.
Pues tengo que agradecerte Ricardo que fueras el primero en recomendarme a este autor y en concreto este personaje, se sale.
ResponderEliminarYa lo he comentado otras veces pero me encanta el sentido del humor en las novelas policíacas por eso me gustan tanto también Camilleri, Domingo Villar y Rosa Ribas.
Y que hubiera una serie de TV de Bernie sería maravilloso, y que tradujeran el resto de los libros... ¡qué pena que estas series tan estupendas estén abandonadas por las editoriales!
Quizás, si se llamara L. Blocksson lo traducirían más y algún crítico sagaz diría de él que se trata del secreto mejor guardado de la literatura nórdica.
ResponderEliminarEs triste que tantos buenos autores, de cualquier genero literario, no sean traducidos a un idioma como el castellano, hablado por tantos millones de personas. Puedo entender los criterios mercantiles en las editoriales, cuando no se plantean traducciones a lenguas menos habladas,pero el no hacerlo al castellano me parece absurdo. En el caso de L. Block, estoy convencido de que tanto la serie de Bernie como la de Keller (también abunda el sentido del humor)e incluso la de Matt Scudder,con mucha menos publicidad de la que se hace a algunos autores más que mediocres,se venderían estupendamente, y todos tan contentos: nosotros y las editoriales.
Yo también estoy convencida de tu planteamiento Ricardo. Si se dedicaran esfuerzos de marketing similares a los que se han dedicado a dar a conocer novelas policíacas de baja calidad, muchas de ellas nórdicas, el éxito de ventas y rentabilidad que obtendrían sería mucho mayor...
ResponderEliminarLo que dices de la amplitud del mercado de lengua española también les debería hacer reflexionar porque si no me equivoco la mayoría de editoriales españolas también distribuyen en latinoamérica...
Acabo de ver en el blog de Lawrence que el mismo se ha lanzado a traducir y publicar en ebook una de sus últimas obras intentando llegar al mercado hispano
http://lawrenceblock.wordpress.com/lb-en-espanol/
Quizás su error sea pensar que nos interesa más una historia sobre Fidel que las protagonizadas por sus maravillosos personajes.
Saludos y... gracias nuevamente. No hay forma de encontrar referencias a Block en castellano fuera de tu Blog. Sobre Scudder ya he conversado contigo largo y tendido en su "entrada". Bernie y Keller, extraordinarios. Es el Block más cercano al gran Westlake. Conservo los seis ejemplares de Plaza y Janes como un verdadero tesoro. Los rastreé desesperadamente por las librerías de viejo de Barcelona hace diez años y tardé más de un mes en reunirlos. Me temo que, a diferencia de los Scudder, a Bernie ya no lo rescatará ninguna editorial. Demasiado culto, demasiado sútiles los diálogos, complejas las tramas,... está fuera de los tiempos que corren... tal vez como alguno de nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias a ti Julio por redundar con tu comentario en la grandeza de este personaje cuyos libros describes tan bien. Yo sólo he conseguido comprar uno, Natalia D. me dejó los otros dos y los 3 primeros cuestan la friolera de 19 eurazos en una librería de viejo de Madrid, algunos hasta 33, una pasada. Quizás estamos fuera, no somos un publico objetivo interesante, o quizás sí...
ResponderEliminarWestlake, tengo que leerle y dedicar una entrada a alguno de sus personajes... no doy abasto.
Un abrazo
Poco he leído de este autor… A partir de ahora, creo que lo seguiré de cerca.
ResponderEliminarUn buen entretenimiento para cualquier hora del día. Saludos,
Ann@
Atraido fatídicamente por las palabras de Alicia Silver he buscado por Valencia algo de la serie Bernie Rhodenbarr sin ningún éxito. Pero, cuando ya me iba de mi amada librería, a la salida donde colocan algunos libros de saldo me he encontrado uno de la serie San Antonio(Armas para la eternidad y Votad a Berurier) en un pack de cuatro de la serie Club del Misterio que publicó Bruguera allá por los ochenta. Y he recordado que el del ladrón que leía a Spinoza y el que citaba a Kipling se publicaron en esta serie. Y aunque no sea un primor de edición, con unas ilustraciones bastante repelentes y en formato revista,eso es mejor es que nada, además de que son fáciles de encontrar y los venden por casi nada.
ResponderEliminarCuando dicen que la novela negra es simplona y siempre pasa lo mismo, aparece un a serie como ésta, y muestra como se puede hacer una novela de ladrones distinta. Me encantó hace años este tranquilo ladrón, tan urbanita, y tan poco presuntuoso, al que le pasan montones de cosas, y que las cuenta muy bien, y con una mirada entre irónica y estupefacta de la condición humana. Creo que Block es de los muy grandes dentro de la literatura, y no sólo de la negropolicial. Y con una mirada irónica casi estupefacta ante lo que le rodea, que es un Nueva York a mi gusto no tan glamuroso, como se ha dicho por ahí, pero que transmite toda la energía y la soledad de semejante urbe. Está claro que difícilmente volverán a publicarlo, pero ¿no iba RBA a terminar de publicar la serie de Scudder?
ResponderEliminarSi Anna, no lo dudes, entretenimiento de la mejor calidad. Saludos.
ResponderEliminarEsas dos de San Antonio sí que las tengo Sir Henry, aunque sólo he leído Armas para la eternidad. Y El ladrón que leía a Spinoza la he leído en la edición del Club del misterio, me gustan esas ediciones aunque en algunos libros la letra es tan pequeña que me voy a tener que comprar una lupa.
Es curioso José María, lo distintos que me han parecido el Nueva York de Bernie y el de Matt. El ladrón, como mencionaba Natalia D., con su tienda en el Village, pasando por Washington Square, robando en los barrios altos, corriendo por Central Park. El de Scudder es más sórdido, quizás porque los libros que he leído se desarrollan en unos 70 que machacaron mucho la ciudad... Y sí, en teoría en octubre publicaban una nueva de Block, aunque no la he visto todavía anunciada en su web. Les escribo y os cuento.
Pues resulta que las dos novelas que mencionas Sir Henry, las tengo y en el mismo formato que mencionas. Tienen sus añitos porque las compré cuando se publicaron, en el año 1981 más exactamente. A mí si me gusta el formato revista y encuentro que tiene su encanto, aunque como dice Alice, la letra tiene un tamaño que ya empieza a ser pequeña. Ya nunca podré decir que no he leído nada del comisario Sanan aunque sólo lo he reconocido por los títulos y por supuesto no recuerdo nada del argumento.
ResponderEliminarIsabel, a parte de la letra pequeña, me molestan las dos columnas por página, sin embargo me encantan las portadas y esas ilustraciones que a Sir Henry le parecen repelentes a mi me resultan encantadoras.
ResponderEliminarProbamos en NyC, en Barcelona, en encontrar alguno de sus libros y nos quedamos con las ganas. Seguiremos investigando.
ResponderEliminarPues es curioso lo que comentas Detectives salvajes porque en su web muestran varias disponibles...
ResponderEliminarA veces, eso falla, Alice. Creo que no está suficientemente actualizada.
ResponderEliminarBueno, aquí estoy con la lectura acabada del primer libro de la serie de Bernie Rhodenbarr. Dejo aquí un pequeño comentario de lo que me ha parecido. Antes pero quisiera comentar que el perfil que le has sacado en blog yo todavía no lo he podido apreciar en esta primera entrega de la serie. Como ejemplo, sirva que aquí Bernie no lleva todavía una librería, aunque sí puedo decir que le gustan los libros y que éstos tienen un buen protagonismo en la novela.
ResponderEliminarMe ha parecido una lectura fresca e inteligente. Tiene una trama bien armada y que da los giros necesarios para que el lector se entretenga a gusto porque en esa historia aunque haya habido un crimen, lo importante es ver cómo se resuelve el enredo en el que se envuelto el protagonista. Importa pues, averiguar el por qué, el cómo y el quién. En principio, es, pues, un clásico de novela policial, siendo,sin embargo, el investigador, un delincuente, un ladrón. Los personajes son retratados con un carisma e ingenuidad que creo hoy en día no sería posible y por ello nos permite acercarnos con asombro a ese New York de hacia la mitad de 1970, irreconocible hoy por hoy. Todo el desarrollo de la historia se basa en el esfuerzo personal y discursivo de los protagonistas. Que el protagonista principal sea un ladrón de ganzúa que no usa la violencia y que tiene su propio código ético, le da un aire de simpático y atractivo superviviente en la selva urbana que es la cuadrícula de edificios y calles de esa ciudad. Bernie Rhodenbarr es buena gente y se hace querer, a pesar de ser un delincuente. Se le retrata con una mezcla de ingenuidad y pillo que hace que la historia resulte fresca y estimulante. La sociedad y el hombre son imperfectos, dice Bernie, por ello tenemos que tratar de hacerlo todo lo mejor posible. Si se es ladrón, tienes que ser el mejor, porque el sistema es otra cosa: “Le resumí lo que había sucedido en el piso de Flaxford. Me miró con los ojos muy abiertos cuando le comenté que había llegado a un acuerdo económico con la policía para que me dejara marchar. Aquella mujer estaba casada con un hombre que combatía la corrupción policial y, al parecer, no sabía que la policía aceptaba dinero de los ladrones. Creo que mucha gente ignora cómo funciona el sistema” (pág. 163)
Seguiré al personaje. Por último creo que podría haber sido material de película. Saludos a todos.
Tienes razón Detectives, el perfil está sacado de los libros 4 y 5 principalmente. A ver si encuentro los 3 primeros.
ResponderEliminarMuy interesante tu comentario. Yo agradezco muchísimo la ingenuidad de Bernie, me encanta como es, su amiga, su librería, como retrata la ciudad de Nueva York, que muestra de un modo muy diferente al de las novelas de Scudder...
Espero tener mas suerte con este Ladrón de Block que con las entregas de Barrero, hasta ahora sin éxito.
ResponderEliminarClaro que son mas dificultosas cuando los buscas en préstamo.
Salgo del absorbente paseo por este apartamento con mono... y otra anotación más.
Saludos helados
Tienes el cinco a tu disposición Boga.
ResponderEliminarGracias, Silver!
ResponderEliminarA este hijo de Scudder, Ladron por más señas, me acerqué en su entrega Mondrian, encandilada por el entusiasmo que se observaba en su apartamento, proveniente de personas con cuyas opiniones sobre el género coincido más que discrepo.
ResponderEliminarY ahora heme aquí, con el oprobio de la culpabilidad como una losa, para dejar constancia de mi casi irritable aburrimiento.
los diálogos con su amiga, los gatos protagonistas y sus andanzas, en fin, se me han hecho eternos. Y eso que cuando le observaba de espaldas me recordaba al multiusos Archie Goodwin, pero en descolorido y sin su descaro.
A su favor la recreación de la novela negra-Wolfe, de casas de aquella forma y un "nuevayork" en blanco y negro que, eso sí, me ha compensado el destrozo emocional.
Esta noche no tomaré postre.
Que penita Boga, lo del postre digo. Pues no pensé yo que nuestro amigo Bernie fuera a terminar aburriendote lo mismo que a mi me aburrió tu amigo Archie, en fin, será la venganza de los hados... A mi la historia de los gatos me pareció genial...
ResponderEliminarInstigada también por ti, he leído hace poquito la primera de la serie, LOS LADRONES NO PUEDEN ELEGIR y me alegra compartir vuestras impresiones. Fresco, ágil, divertido y con diálogos que no tienen desperdicio. A mí me traslada un poco a otra época, como si no fuera tanto de los setenta como de los cincuenta, y me imagino a Cary Grant haciendo de Bernie.
ResponderEliminarEstoy buscando el segundo, EL LADRÓN EN EL ARMARIO, pero he probado en tres librerías de Barcelona y parece que está descatalogado. En bibliotecas tampoco se encuentra. Si alguien me puede echar un cable sobre cómo encontrarlo, será estupendo. Si no, vamos a tener que saltárnoslo y pasar al tercero.
Me alegra mucho que te haya gustado María Rosa.
ResponderEliminarYo también me puedo imaginar a Cary Grant haciendo de Bernie...
He visto en Iberlibro que tienen la del armario, pero es una librería de Venezuela, vale un pastón y otro pastón el envío... Que sepáis que he pedido a Plaza & Janés (ahora Random House) que los republiquen, aunque sea en ebook.
Gracias, Alice. Espero que tengas mucha mano en Plaza & Janés, y tengamos suerte.
ResponderEliminarPues mano no tengo ninguna, hasta dudo que tengan los derechos para la edición electrónica porque en esa época no existía y no se negociaban, pero yo lo intento...
ResponderEliminarBueno, bueno… Ya he acabado EL LADRÓN EN EL ARMARIO. Me ha parecido estupendo. Me encantan los diálogos que escribe para este personaje y sus secundarios. De tan elaborados, que pueden leerse como una mini historia dentro de la novela. Quiero recordar la conversación telefónica entre Bernie y la propietaria de la galería Espalda Estrecha (West Broadway, en el Soho), Denise Raphaelson. Al acabar el libro, veo que la recupera cómo posible personaje para el próximo libro. ¡Bien! Es genial, como el autor es capaz de recrear situaciones tan cotidianas y mágicas que puede darse en la vida, así, sin necesidad, por gusto y por inteligente criterio literario.
ResponderEliminarHay cosas en la novela que, por cercanía en ambas lecturas, me han llevado a pensar en la serie de Eduardo Mendoza. Encuentro un cierto paralelismo entre “el paciente del Dr. Sugrañes” y Bernie Rhodenbarr, ambos son “detectives obligados” para salvar el pellejo. Su vida transcurre rodeada de asesinatos que los inculpan a ellos. Viven a salto de mata, se dedican al robo sin violencia… Es curioso, en esta novela, Bernie tampoco puede ducharse en toda la narración (EL MISTERIO DE LA CRIPA EMBRUJADA, E.M.). También el tipo de historia, me recuerda a la del EL LABERINTO DE LAS ACEITUNAS (E.M.), así como el desenlace de EL LADRÓN EN EL ARMARIO, con LA AVENTURA DEL TOCADOR DE SEÑORAS (E.M.). Bernie también reúne a los personajes más implicados para tejer y destejer la maraña y hacer que el culpable acabe delatándose, con un policía escondido en la escena de desenlace. Tipo Agatha Christie… como ya comentamos.
Para mí, esto no es ni bueno ni malo. Me ha parecido constatarlo. En todo caso, es de agradecer que lo autores te lleven de unos a otros sin repetir ni copiar en lo fundamental. Es natural que los recursos sean parecidos y que todos ellos hayan tenido a quien estudiar y homenajear, aprendiendo. Aprendiendo, siempre.
Esperando el siguiente Bernie Rhodenbarr, con mucho gusto.
Qué bien que hayais podido encontrarla Detectives Salvajes, yo todavía no he tenido ocasión de leerla.
ResponderEliminarLa verdad es que no encontré ningún parecido entre el personaje de Block y el de Mendoza quizás por la distancia geográfica y la psicológica...
En cuanto la referencia al policía en la escena del desenlace es todo un clásico, no se quien sería el primero que lo utilizó pero me remontaría mucho más atrás de la Christie.
Bueno, pues aquí estamos com la tercera de Bernie Rhodenbaar. Me sigue gustando y más ahora que ya lo tenemos establecido de librero en East 11th Street, entre Broadway y University Place, por donde circuló en bicicleta y así fotografiaron a Andy Warhol por allá los mismos años...
ResponderEliminarMe encanta cómo describe las casas donde entra, dando cuenta de un reportaje sobre lo mejor en decoración selecta: lámparas Tiffany, cristal de Bohemia, piezas Lalique... Denota una cultura bastante ilustrada. También retrata la ciudad y sus habitantes haciendo cortas pero acertadas descripciones, cómo es el caso en que ironiza sobre la gente que se pasea, adicta a cualquier sustancia, lícita o ilícita... las drogas, claro. Estamos en 1979. Bernie es listo, es pillo y siempre lo enredan, le tienden trampas. Ello me sigue recordando al personaje de E. Mendoza. Sé que soy insistente en el tema. Perdón. También, como en el libro anterior, la resolución del asesinato se cierra al final, juntando a los posibles asesinos y con la policía escondida, escuchando una declaración de culpabilidad, conseguida por Bernie con artes del mejor detective de serie. Me ha encantado el desparpajo y simpatía de su compañera de fatigas en esta historia, Carolyn Kaiser, peluquera de perros, con una personalidad extraordinaria. Seguiremos con más aventuras. Me he hecho "Fan" de la página de Lawrence Blok por si "pillo" algo interesante y que tomé nota ayer de tu blog.
Detectives Salvajes, te vas acercando al Bernie librero que conozco, compañero de fatigas de Carolyn...
ResponderEliminarYo también soy fan de Lawrence Block en facebook. A veces anuncia cuentos gratis en Kindle y así he conseguido dos de Scudder. Merece la pena también leer alguno de sus comentarios.
Por cierto, qué mirada que tiene el autor en su foto de perfil en su Fb para fans...
ResponderEliminarUn poco de loco, ¿no?
ResponderEliminarHola Alice.
ResponderEliminarSigo sin hacerme con las novelas de Bernie, a las que les sigo la pista después de alojarnos en la calle 71 con West End el año pasado, jejeje.
He encontrado algun otro de Block, aunque no la serie de Bernie.
Y le tengo unas ganas...
Cada vez que he encontrado un autor aquí, al final me he leído la serie completa como con Marinina, Lucarelli o Serafin
Un abrazo y feliz verano ;-)
El Guisante Verde Project
Hola Maribel, cuanto tiempo... Sí, los libros de Bernie son realmente difíciles de encontrar, yo sólo tengo uno, el resto los he leído gracias a la generosidad de Natalia D. y Javi ex_anónimo. Hace no mucho los dos primeros, todavía me falta el de Kipling.
ResponderEliminarCreo que a vosotros, grandes conocedores de NY, también os gustaría el otro personaje de Block, Scudder, no recuerdo si lo habéis leído.
Un abrazo
Gracias Alice pensaba que era cosa mía. Acabo de comprobar que hay un Bernie "El ladrón que pintaba como Mondrian" y 3 de Scudder, tendré que esperar a septiembre porque están en depósito, y en agosto no funciona el préstamo interbibiotecario.
ResponderEliminarYa te contaré. ;-)
Justo el de Mondrian es el que tengo yo, debe ser el más fácil de conseguir porque también lo he visto en bibliotecas. Y no te pierdas a Scudder, ¡es grandísimo y neoyorkino hasta la médula!
ResponderEliminarEL LADRÓN QUE LEÍA A SPINOZA (Lawrence Block, 1980)
ResponderEliminar(Ediciones Avesta – División “REMAINDERS” Colección MISTERIO. 2 x 1 Selección de los mejores autores, I El Ladrón que leía a Spinoza, págs.187 a 272).(Biblioteca La Bòbila, L’H)
La cuarta aventura de Bernie Rhodenbarr. Estupenda como las anteriores. Usando el autor siempre una misma estructura narrativa, así como la misma resolución para el desenlace del misterio, contiene cada episodio un retrato de la sociedad y ciudad de Nueva York, así como la gestación de un personaje que va creciendo en fortaleza personal, desarrollando una presteza sin igual para conseguir sobrevivir en la jungla urbana más moderna del mundo civilizado, rozando los límites de la legalidad sin violencia alguna y tejiendo un código de conducta particular para no ser ni un vulgar trabajador ni tampoco un delincuente. Un poco de cada cosa para que la balanza nunca se descompense. Bernie busca el equilibrio suficiente para no ser ni una cosa ni la otra. Una manera de hacer y de vivir que lo tiene en paz con sus necesidades económicas y también con su moral.
En esta historia el patrón es el mismo. Bernie intenta robar en un domicilio particular y ese escenario se convierte, al poco de marchar, en un homicidio. Resultado, un enredo imposible para la policía. Será Bernie también quien dará con el asesino, juntando a los implicados en una escena única final. Mientras, suceden muchas cosas. Y esas cosas son las importantes en la lectura. Los diálogos fantásticos. ¿Existe una ironía neoyorquina? Esos diálogos que tanto me recuerdan los primeros trabajos de Woody Allen… Sucede también que puedes descubrir las referencias culturales de Nueva York en esos años. Los edificios donde Block coloca sus personajes son descritos con cuidado. Si lo lees con atención y buscas, encuentras sorpresas. Herbert i Wanda Colcannon, protagonistas victimarios, viven en West 18th Street, en el número 442. “Tenía tres pisos, y supongo que en otros tiempos había habido caballos en la planta baja y criados encima, hasta que alguien la había transformado para ser ocupada por seres humanos en su totalidad. “ (pág. 193). Me parece siempre maravilloso cuando un escritor hace de su novela un homenaje a la historia de la ciudad que recrea. Busqué y encontré: http://ephemeralnewyork.wordpress.com/tag/horses-in-new-york-city/
Y ahora sigo con otro tema ligado con la historia de NY. En este libro me ha dado por ahí, ¡qué le vamos a hacer! Quizá también es la intención del autor, en todo caso me dio pie a ello cuando sitúa a Denis Raphaelson, la amiga artista –pintora- de Bernie viviendo y trabajando en Narraowback Gallery, en un tercer piso de un edificio de estudios en West Broadway, entre Grand y Broome (pàg. 215). Algo me estaba contando Block… Busqué: Existió una galerista francesa llamada Denise René (1913-2102) que tuvo galerías de arte en NY: http://en.wikipedia.org/wiki/Denise_Ren%C3%A9 y curiosamente en 1986, un artista llamado René Moncada realizó un mural reivindicando la naturaleza artística del lugar, en West Broadway, entre Spring y Broome Street: http://en.wikipedia.org/wiki/I_AM_THE_BEST_ARTIST_Rene
Todo hace pensar en un homenaje del autor a la intensa vida artística del SoHo neoyorquino en la década de 1970.
Dejemos, además, constancia del objeto del deseo de esta aventura rhoderbariana: el V-Niquel de 1913. ¿Existió? También, también: http://cointrackers.com/coins/988/1913-liberty-head-v-nickel/
Seguiremos a Bernie…
Enero 2014
Detectives Salvajes, veo que avanzas implacable en tu tratado de Berniología.
ResponderEliminarLa que mencionas es la primera que tuve ocasión de leer, en la edición del Club del misterio y consiguió que me enamorara el personaje.
Muy interesante tu reflexión sobre el homenaje del autor a la ciudad de Nueva York, algo que también se descubre en la serie de Matt Scudder.
Me gusta, la verdad. Tu nos llevaste a él, lo cual celebro. Me parece que hace poco ha publicado uno de nuevo, con una cubierta muy divertida. Aquí vamos muy tarde con las ediciones en español, ¿verdad?
ResponderEliminarNo es que vayamos tarde, es que no vamos, el último de Bernie se publicó en 1999. Efectivamente en EEUU se ha publicado a finales del año pasado "The Burglar Who Counted the Spoons"
ResponderEliminarEL LADRÓN QUE PINTABA COMO MONDRIAN (Lawrence Block, 1983, Plaza y Janés, 1997)
ResponderEliminarLa quinta entrega de Bernie Rhodenbarr, estupenda como las anteriores. El mismo patrón, los mismos entrañables personajes, amigos y cómplices... y la ciudad de Nueva York, escenario imprescindible, como si fuera otro personaje en la novela.
Bernie vuelve a ser víctima de su pasado como ladrón reconocido y hoy reformado. Bernie sabe que no es así, pero es su fachada como librero de viejo lo que le permite seguir gozando de abrir puertas y llevarse lo que considera importante, en ocasiones propicias, sin violencia de ningún tipo, casi como un juego. Aquí le tienden una trampa para cargar con la muerte de dos personas vinculadas con una pintura de Piet Mondrian (Composición con color, 1942). Como siempre, Bernie la resolverá como en una clásica novela victoriana, citando individualmente y engañosamente a todos los implicados en una reunión trampa para conseguir desvelar el misterio y al verdadero criminal.
Los diálogos son estupendos, sobre todo el que entabla con Andrea, ambos coincidentes por casualidad en el que será el lugar del primer crimen: divertidísima de la pág. 107 a 118; sin desperdicio. El propio personaje es consciente de lo ameno que fue su relación con Denise por, entre otras cosas, los “diálogos rápidos e ingeniosos” entre ambos. (pág. 204). Lo son también los cortos pero intensos que mantiene con su vecina la señora Hesh y aquí en esta novela lo es la situación que provoca el autor haciéndola partícipe de su amago para con la Policía (pág. 221-222)
En esta novela Block me ha puesto muy difícil las localizaciones. El edificio que él llama Carlomagno (que en un momento determinado llama The Big Charlie) y que es el centro neurálgico y geográfico de toda esta aventura, se me ha hecho imposible de identificar. Como opción finalista me quedo con el situado en 960 Fifth Avenue diseñado por Rosario Candela y Warren & Wetmore en 1928.
También me ha resultado imposible identificar el museo Hewlett. Quizá sea ficcionado. Sin embargo es curioso como trae a escena la prohibición en este museo a la entrada de menores de 16 años, aun siquiera acompañados. Es más, es interesante ver como el autor apunta esto como anecdotario para acabar utilizándolo como recurso en el desarrollo de la trama.
Menciona los bares Big Charlie, a la vuelta de la esquina del edificio Carlomagno (pág. 87) y el Gloryosky en Madison Avenue (pág. 195) y hace un homenaje a Trevianan como novelista policial (pág. 195).
He ido por primera vez a consultar quien era el traductor de la edición (demasiado poco a menudo lo hacemos): Daniel Aguirre. Ello ha sido porque me he encontrado con expresiones muy castizas: “desfacer entuertos” (pág. 211) y “Salir de Guatemala para entrar en Guatepeor” (pág. 213)
Bueno, traducido creo que ya sólo me queda por leer el último: El ladrón que no quería robar (The Burglar Who Traded Ted Williams, 1994)
¿Por hay tanta apatía editorial con este autor? No lo entiendo. ¿Habremos de esperar un obituario para leer reconocerle su maestría?
Yo tampoco entiendo la apatía editorial con este autor Detectives salvajes, es una auténtica pena que no podamos disfrutar de sus entretenidas historias y su magnífico sentido del humor... gracias por tu comentario.
ResponderEliminarEL LADRÓN QUE NO QUERÍA ROBAR (Lawrence Block, 1994, Plaza & Janés, 1999)
ResponderEliminarUn placer volver a estas historias sobre Bernie R. En ésta, creo, que ha crecido, ha madurado como personaje. Ya no es un advenedizo al que todos miran de pillar, de engañar y vapulear. Aquí, Bernie manda. Y manda cómo es más efectivo hacerlo siempre: sin que se note. Para ello, enreda un poco al lector, pero, se lo explica, más tarde, como para hacerse perdonar. Entabla el autor una relación muy positiva con el lector. Es como un juego. Un juego divertido.
Por otro lado, en la novela hay tiempo para todo; sobretodo hay tiempo para hablar de todo: desde los antiguos establecimientos del Village que andan siendo desahuciados por el insaciable y voraz hambre de dinero de los propietarios, como de novela negra y criminal, como es el caso de la construida por Sue Graffton a través de su detective Kinsey Millhone que está presente en toda la historia, en casi prácticamente todas y cada una de las conversaciones que sostienen Bernie y su amiga Carolyn.
El retrato de la ciudad de Nueva York es uno de los objetivos secundarios, aunque muy importantes, del autor: el Bar Rump, donde se reúnen prácticamente a diario Bernie y Carolyn (p. 22); un restaurante italiano, con una sala en la planta sótano, en la calle Thompson a dos manzanas de Washington Square (p. 39), el Café Villanelle, en Ludlow Street, como sala de lectura de poesía (p. 155), el teatro y los actores, Central Park (p. 201), la librería Shakespeare and Co. A 6 ó 7 manzanas al norte de West End Ave., (p. 199)... Y el centro de interés, instalado esta vez en el 304 de West End Ave, en un séptimo piso.. Existe el restaurante PRETENDERS (p. 239-241): he quedado maravillada con la conversación que sostienen Bernie y Marty Gilmartin…
Como siempre, al final, Bernie logra que todos los participantes del misterio –otra vez una habitación cerrada con una víctima dentro- sean reunidos en un mismo espacio, y allí, conseguir desenmascarar los supuestos crímenes, ello, sin que suponga que la historia acabe convencionalmente, nada más alejado de la pretensión de estos personajes. La trama está muy bien armada y hay que felicitar el ingenio del autor para sostener con el lector una constante complicidad.
Me parece que, de momento, me he quedado ya sin más traducciones de esta serie… Una verdadera lástima.
Es uno de los libros de la serie que más me gustó Detectives salvajes, sobre todo con el homenaje-choteo que se traen a cuenta de Kinsey... Es una pena penita pena que nos hayamos quedado sin más libros en castellano de este personaje... Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, Alice. Creo que es el mejor de la serie. Estos días voy rumiando si me atrevería con alguno en inglés. Quizá me atreva con el último ni que sea como homenaje y como instrumento para practicar. No será lo mismo, pero ya se sabe los "profesionales" tenemos eso, voluntad y constancia. Ja, ja, ja...
ResponderEliminarYo he conseguido un par de relatos de Scudder, otro de los personajes de Block, que el autor ha ofrecido gratuitamente en Amazon y se entendían bastante bien pese a que mi nivel no es muy alto.
ResponderEliminarHola Alice, volvemos a coincidir, el primero de la serie ya me ha enganchado y acabo de empezar el segundo.
ResponderEliminarTambién he disfrutado con Scudder, pero este personaje tiene un punto muy agradable, casi de comedia, no habitual en el género que se agradece mucho después de tanto sufridor.
Además está bien escrito y ambientado, seguiremos adelante hasta que la editorial lo permita. Gracias por la recomendación.
Me alegra mucho que te haya gustado Monicata. Efectivamente Bernie es muy divertido, algo que yo también echo mucho de menos en el género. Algunos de los diálogos de la serie son antológicos.
ResponderEliminarAcabado de leer " El ladron que citaba a Kipling", grandioso personaje y gran autor. Dialogos desternillantes. Me ha ganado el autor, tengo un par de ellos de La Factoria pero no de la serie de Bernie....
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado Birdy y no dejes de leer los de Scudder, la otra serie, son buenísimos.
ResponderEliminarMe divirtieron mucho las andanzas de Bernie y Carolyn en El Ladron que leia a Spinoza.
ResponderEliminarEs una parejita muy querible. Su dosis de humor e ironia resulta muy atractiva.
Pensaba, mientras leia, "detectives en paso de comedia"
Y pluralizo pues la sagacidad de Carolyn ayuda mucho a Bernie.
En contraposicion a la seriedad de Scudder, Block creo a este personaje cachafaz y realmente no se con cual de los detectives quedarme.
Si bien pase muy bien el 95 por ciento de l libro, no me gusto tanto la resolucion final.
Esea tecnica tipo Poirot, reuniendo a todos los relacionados al caso para darles sus conclusiones a la vez que va obteniendo confesiones....mmmmm.....no me satisfizo, primero por ser estrategia archiconocida y segundo porque hace trampitas, revelando pistas que no habian sido expuestas al lector previamente .
No obstante, le perdono ese final , por lo mucho que disfrute la aventura.
Por tanto repetire a Bernie tanto como a Matt.
El escritor es genial.
Veo que no has tardado en encontrarte con Bernie, Marion, ¡vaya ritmo! Me alegra también saber que te ha gustado, yo agradezco muchísimo el sentido del humor en las novelas, la falta de él me parece que tiene que ver querer hacer cosas muy sesudas y con la falta de inteligencia.
ResponderEliminarTrato de mantener el ritmo de lectura que exige el blog.
ResponderEliminarVengo de atras , en el camion de los rezagados.
Y ahora me enfrento a un paro forzoso, pues ni Manotti ni Xavier Gutierrez estan disponibles en la Red y yo soy del Tercer Mundo donde los ejemplares en papel cuestan muy caros.
Pero, como el nuevo post tardara unos dias, aprovechare para leer Los besos en el pan de Almudena Grandes, que me han regalado y me reengancho con los detectives en tu proximo post.
Hasta entonces.
Jajaja, veo que te lo tomas como un reto, hasta a mi me cuesta seguir el ritmo y cuando voy a menos de una novela o dos por semana me agobio pensando que no me va a dar tiempo. Pues nada, te dejo con Almudena Grandes y nos vemos el martes que viene (o cuando sea).
ResponderEliminarMe lo he pasado muy bien leyendo "El ladrón que leía a Spinoza". Block es un autor genial que sabe pintar un personaje lleno de matices oscuros como Matt Scudder y otro más optimista y dinámico como Bernie Rhodenbarr. Si creas varios personajes hazlos diferentes, ser ladrón y detective ocasional no deja de tener su gracia. Me lanzaré de cabeza a la búsqueda de nuevas historias de Bernie, que además te facilita alicientes para aficionarte a la filosofía.
ResponderEliminarYo lo pasé especialmente bien con "El ladrón que no quería robar" te la recomiendo si no la has leído. Comparto tu opinión de la genialidad de Block al crear dos personajes tan diferentes y ambos tan, tan buenos.
ResponderEliminarConocí a este escritor a raiz de una referencia, que hizo Alice, sobre él en la entrada de Donald E. Westlake.
ResponderEliminarPor lo visto colaboraron en algún libro y los personajes me parecen muy similares. No sabría distinguir unos de otros.
Tienen unos diálogos muy divertidos y son personajes muy "sanotes".
Me alegra que te haya gustado la recomendación Miguel Ángel. Los "ladrones" de ambos autores me parecen bastante distintos, no se si te refieres a eso o a que los libros son muy parecidos unos a otros, casi siempre el mismo argumento del prota acusado de un asesinato para el que no puede proporcionar una coartada porque estaba robando.
ResponderEliminarAquí vuelvo yo para hablar del bueno de Bernie, aunque he tardado un poco...
ResponderEliminarMe uno incondicionalmente a su grupo de admiradores: es entrañable,"ingenuo",con sentido del humor,un apasionado de su profesión. hombre de palabra,buen amigo, etc.,etc.También es gracioso el entusiasmo de su amiga,parece una niña con zapatos nuevos.Y, a pesar de que es secundaria,me gusta la lógica aplastante de su vecina. o los tratos con el policía "amigo".
Así mismo,me uno al grupo de admiradores de Lawrence Block, no sólo por la creación de personajes sino también, por su magnífica escritura. (Jajaja,aún me quedan dos libros por leer)
Buenas noches
Es de lo mejorcito que hay, sus personajes, sus ambientes, su sentido del humor, ¡muy grande!
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